viernes, 18 de mayo de 2012


LOS ALEMANES EN CANNES, DEL AÑO CERO A 2010 (UNA HISTORIA PERSONAL)




















POR WIM WENDERS*

A pesar de haber sido concebido antes de la Primera Guerra Mundial (¡Louis Lumière tenía que haber sido el primer Presidente!), el Festival no pudo comenzar hasta 1946, como consecuencia de la contribución más desastrosa de Alemania a la Historia, sí, y también al cine. Después, la cronología de las películas alemanas en la Croisette es tan variada como el propio cine alemán de posguerra. Existen autores y obras olvidados, y aquellos que recordamos con sorpresa o con alegría (y ya de entrada pido perdón a todos aquellos que no aparecen en mi recorrido por los anales del Festival).



El único alemán presente el primer año, 1946, fue un exiliado: Billy Wilder con “Días sin huella”. ¡Como me gustaría volver a ver o redescubrir esta selección! Alfred Hitchcock, Roberto Rosselini, David Lean, George Cukor, Charles Vidor, René Clément, Jean Cocteau (¡con “La bella y la bestia”!), entre otros. Uno se pregunto cómo vivieron esta primicia mundial, este festival desconocido en la Costa Azul, que todavía no tenía ninguna tradición. Nosotros tenemos siempre presente toda la historia de Cannes. Es difícil imaginarlo como una invención…


Unter den Brücken, Helmut Käutner, 1944

Una película alemana que habría podido proyectarse en esta primera edición se rodó en el verano de 1944 en los alrededores de Berlín por Helmut Kaütner. “Unter den Brücken” fue presentada en Locarno en primicia mundial durante aquel año de 1946. Se trata de un pequeño milagro, esta historia de amor entre una mujer y dos hombres, mi película favorita de todo este período de posguerra. El rodaje tuvo lugar mientras Berlín y Potsdam se encontraban bajo el bombardeo de los aliados, y esta película se realizó completamente bajo la vigilancia de los controles de los nazis. La ausencia de la guerra en la película no representa una forma de rechazo, sino más bien una utopía. Esta película es un himno a la paz, como existen pocos en el cine.



El mismo Helmut Kaütner, totalmente olvidado por la historia del cine, fue cuando menos el primer representante alemán en Cannes un poco más tarde, con “Der Apfel ist ab”, en 1949 (y volvería en 1955 con “El rey loco”). Sorprendentemente, aquel año 1949 aparecieron en competición cuatro películas alemanas, con obras (casi desaparecidas) de Josef von Báky (“Der Ruf”), Kurt Maetzig (“Die Buntkarierten”) y Hans Betram (“Eine Grosse Liebe”). Cuando menos, una auténtica primera “ola alemana”…

El cine alemán de los años cincuenta y sesenta está representado por autores como Staudte (“Rose Bernd” en 1957 y “Der letzte segué” en 1961), Kurt Hoffmann (con una película muy comercial como “Das Spukschloss im Spessart”, 1958) Herbert Vesely (con la importante “Das Brot der Frühen Jahre” en 1962), Franz Peter Wirth con “Chocolate para dos” en 1959, y Harald Braun dos veces con “Herz der Welt” en 1952 y “Solange Du da bist” en 1954 . Michael Pfleghar presentó en 1964 “Crimen en Beverly Hills”. Bernard Wicki estuvo presente en 1964 con “La visita del rencor” y una vez más al final de su carrera, en 1989, con “Das Spinnennetz” (él interpretó el papel de médico maldito en mi “Paris, Texas” …).



Mi generación, conocida como el “nuevo cine alemán”, tuvo muy poco contacto con estos cineastas. Podrían haber sido nuestros padres, pero ni les buscamos ni les aceptamos. Intentamos buscar más lejos en la historia para encontrar a nuestros abuelos, los Fritz Lang y Friederich Wilhelm Murnau. O los estadounidenses…


Murnau

Los precursores de otro cine alemán acudieron a Cannes en el transcurso de los años sesenta (entre esta generación de cineastas y “nosotros”, los límites son en ocasiones un poco borrosos...). Para empezar, Edgar Reitz, ya en 1963, con su cortometraje “Geschwindigkeit”. ¡Y luego Volker Schlöndorff en 1966 con su escandaloso debut, “El joven Torless”! “Es” de Ulrich Schamoni estuvo presente el mismo año y la película de su hermano Peter Schamoni “Die Widerrechtliche Ausübung der Astronomie” un año más tarde, en 1967. Schlöndorff regresó aquel año con “Mord und Totschlag”, luego presentó “El rebelde” en 1969, y conquistó una Palme d’Or legendaria en 1979 con “El tambor de hojalata” ex aequo con “Apocalypse Now”, de Francis Ford Coppola. “Malatesta” de Peter Lilienthal estuvo en cartel en 1970, y “Das Unheil” de von Peter Fleischmann en 1972…


Volker Schlöndorff

Y a continuación llegamos nosotros, un grupo de cineastas sin padres, muy pronto agrupados bajo la etiqueta de “nuevo cine alemán".

Para empezar, Werner Herzog. En su primera visita a Cannes en 1970, presentó “Auch Zwerge haben Klein angefangen”. Regresó a menudo, con “Aguirre, la cólera de Dios” en 1973, “El enigma de Gaspar Hauser” en 1975, “Woyzeck” en 1979, ganó el Premio al Mejor Director en 1982 con la magnífica “Fitzcarraldo”, y presentó “Donde sueñan las verdes hormigas” en 1984.



Faßbinder dejó su huella por primera vez en 1974 con “Todos nos llamamos Alí”. Regresó en 1978 con “Desesperación” y en 1979 con “Die dritte Generation”. Apareció como actor en una película de Daniel Schmidt (“La sombra de los ángeles”) en 1976, así como varias veces en la Semana de la Crítica.


Die Dritte Generation, 1979 Faßbinder

Werner Schröter estuvo presente varias veces, primero en la Quincena y luego en competición con “Tag der idioten" en 1982 y "Malina" en 1991. Thomas Brasch presentó dos películas en competición, "Engel aus Eisen" en 1981 y "Welcome to Germany" en 1988. Y no olvidemos otra película de la Alemania del Este que se presentó en 1975, "Lotte in Weimar”, de Egon Günther.
Bernhard Sinkel presentó "Marginado" en competición en 1980.


Werner Schröter

Y, si me lo permiten, ahora debo hablar de mí mismo para completar el cuadro: presenté mi primera película en Cannes en 1976, “En el curso del tiempo". Gilles Jacob me pidió de parte del director del festival, Maurice Bessy, unas horas antes de la proyección, que renunciara a un momento de la película (bastante delicado, esa “defecación” vista desde una cierta distancia, estoy de acuerdo) pero esa famosa escena (cuando Rüdiger Vogler hace caca) fue retirada de la película tantas veces durante el montaje que ya estaba harto. Así que me negué. Quería vivir ese momento que, al comienzo, no era más que una especie de apuesta o de broma entre mi actor y yo…

Llegamos (después de broncas con la policía, que no nos quería dejar pasar) con los actores ante el antiguo Palais, en el viejo camión que constituye el decorado principal de la película. ¡Nuestra primera alfombra roja, y nadie nos tomaba en serio! ¡¿Quiénes son estos jóvenes que salen de un camión?!

Mi primera aparición en Cannes me supuso el Premio de la Crítica, ex aequo con Alexander Kluge, que presentó “Fernando el radical” en la Quincena. Nos abrimos paso a través del laberinto del edificio para ir a buscar nuestros diplomas, y cuando finalmente logramos salir, desenrollamos los pergaminos, mientras bajábamos las escaleras y estallamos de risa: nuestros dos nombres estaban mal escritos…

¡No sucedería una segunda vez! Desde entonces, he vuelto a Cannes más de veinte veces, como director en competición y fuera de competición, o en la sección Un Certain Regard, como productor (con “La mujer zurda” de Peter Handke, “Chocolat” de Claire Denis o “The house is burning” de Holger Ernst), y mi Palme d’Or en 1984 por “Paris, Texas” fue sin duda uno de los días más hermosos de mi vida. ¡Pero mi mejor momento llegó en 1989, cuando Gilles Jacob me confió la Presidencia del Jurado! En aquella ocasión al menos pude ver todas las películas, no tuve que conceder ni una sola entrevista, y disponía permanentemente de mi propio chofer. Manteníamos discusiones y reuniones todos los días, inteligentes, animadas, apasionadas. Aquellos diez días en Cannes se convirtieron en mi memoria en un auténtico “paraíso cinematográfico”.



Faye Dunaway, Wim Wenders, Dirk Bogard - Paris, Texas, Palme d'or 1984 © AFP

Evidentemente, también hubo momentos más difíciles. En ese sentido, nada podrá superar mi experiencia con “El final de la violencia", en competición en 1997, el año del quincuagésimo aniversario del Festival. Gilles me había convencido de presentar mi película la misma noche de la gran fiesta de aniversario. Todos mis compañeros directores que habían ganado la Palme estaban allí y habíamos posado todos juntos en una larga fila sobre el escenario. ¡Y montones de discursos, por supuesto, y extractos y todo! Y entonces, después de esta primera parte ya extremadamente emotiva, proyectaron mi película, ante todos aquellos gigantes del cine (¡además, en aquel momento, todo el mundo estaba cansado y se quería ir a cenar!). Estaba más ansioso de lo que lo había estado nunca antes en toda mi vida durante una proyección. La película me pareció demasiado larga y mal montada (una experiencia que comparto sin duda con muchos directores durante una presentación mundial) y quería hundirme en mi asiento. Y luego, inexplicablemente, ¡no veía los subtítulos! En su lugar, veía una barra negra, que desaparecía extrañamente si miraba más abajo todavía…Estaba demasiado nervioso para tomarme en serio aquel efecto visual. Al día siguiente, la barra negra seguía ahí, pero más grande. Era inquietante. ¡Fui a ver a un oftalmólogo en Cannes, que me recomendó que fuera inmediatamente a París para operarme de urgencia de un desprendimiento de retina! Mi mujer me metió en el coche e hicimos un viaje directo, interrumpido solamente para poner gasolina, hasta Marburgo en Alemania, donde reside un eminente oftalmólogo que me conocía y que me operó pronto al día siguiente. No era demasiado tarde. Recuperé una visión completa en aquel ojo derecho. Pero he aquí mi consejo para todos mis amigos directores: ¡no presentéis una película a todos los directores y productores del mundo entero al mismo tiempo!


El final de la violencia, Wim Wenders, Competición 1997

El “nuevo cine alemán” no podía seguir siendo “nuevo” para siempre. Toda una generación de cineastas diferente representa a Alemania en este nuevo siglo. Jan Schütte comenzó en 2000 con “Abschied”, Max Färberböck continuó con “September” en 2003, Hans Weingartner presentó “Los educadores” en 2004, Angela Schanelec estuvo presente con “Marseille” en 2004 (y también en 1998 con “Plätze in Städten”), Benjamin Heisenberg fue invitado con “Schläfer” en 2005, Fatih Akim estuvo presente también el mismo año con “Crossing the Bridge”, (cuando fue también miembro del jurado bajo la presidencia de Emir Kusturica) y con “Al otro lado” en 2007, el mismo año en que Robert Thalheim fue invitado con “Am Ende kommen Touristen”. “En el séptimo cielo”, de Andreas Dresen, fue proyectada en 2008. Y mi lista se termina con “Unter dir die Stadt”, de Christoph Hochhäuser, en 2010…


El cine alemán, en todas sus facetas, tiene una enorme deuda con el Festival de Cannes, es evidente, aunque mucha gente tenga la costumbre de lamentar una "ausencia de los alemanes" casi cada año. ¡Bueno, yo soy la prueba! Seguramente he mantenido una relación privilegiada con Cannes, y se lo agradezco a Gilles Jacob y a su pres(id)encia gentil, competente y discreta en lo alto de las escaleras, y desde hace diez años a su Delegado General, Thierry Frémaux, que lleva todo el peso de la programación de forma admirable.

La historia del Festival de Cannes, desde sus inicios, es un espejo ejemplar de la historia del cine, incluyendo la del cine alemán.


*Wim Wenders es director, productor, guionista de cine y fotógrafo alemán.

Festival-cannes.fr
Posted by Mário Rozano


























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