miércoles, 16 de diciembre de 2015


ALTAIR DOMINGOS

“No me fui de Argentina gracias a mi esposa”


A horas de su éxito en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1, 2400m) sobre Hi Happy, el látigo resalta el valor de su familia como eje para su suceso profesional, como también su relación con las mejores carreras en cada lugar donde le tocó competir, mientras aclara que hace algunos años “apenas soñaba con tener una monta” en la prueba magna del continente

Por Sebastián Heredia

Altair Domingos, entre su familia y la gloria del Pellegrini 
(Dupratphoto/PH)

La vida no es sólo suerte o destino. También existe un contenido humano entre las decisiones y el sentido común. Altair Domingos llegó a nuestro país con el deseo de siempre, pero el tiempo se encargó de ponerle obstáculos en el camino. Antes de su suceso como jockey en Argentina y mucho tiempo antes de su éxito del sábado en el Gran Premio Carlos Pellegrini, el látigo contó con el apoyo familiar. Su sueño se hizo realidad a la par de lo que también era su principal objetivo: la felicidad absoluta.

“No me fui de acá gracias a mi esposa. Al principio, cuando corría poco, me desesperé y me quería ir. Ella hizo que me tranquilizara y que esperara lo necesario. En San Pablo corría mucho y ganaba. Acá, de arranque, tal vez corría un caballo cada 15 días son suerte. La diferencia fue muy grande. Estaba aburrido, con malestar. No tenía ganas. Danielle fue imprescindible, incluso más que siempre”, relata la monta oficial de La Providencia y La Biznaga (en ese orden de prioridad) de aquellos meses iniciales.

La otra parte importante para que “Nico” desarrollara su campaña en nuestras pistas fue la adaptación de sus dos hijos. “Estaba muy asustado que ellos cambiaran de colegio, tanto por el idioma como por sus compañeros. Había algo claro: si ellos no estaban cómodos y se querían volver a Brasil, yo me volvía con ellos. En la institución me dijeron que en 40 días, como mucho, estarían hablando castellano y con amigos. Fue una gran alegría para mí que eso se cumpliera. De hecho, actualmente ellos están muy contentos con Buenos Aires y no se quieren ir”, cuenta del vínculo entre padre y piloto.

“Los tres son muy compañeros de mi vida. Necesito que así sea para poder pensar con tranquilidad en mi profesión. ¿Cómo corro un caballo de carrera si a ellos les falta algo? Feliz adentro y afuera de las canchas cierra el círculo”, confiesa por la coyuntura. Una vez interpretado ese escenario, Domingos se concentró de lleno en triunfar.

“Cuando estuve en Paraná gané la carrera más importante de allá. Estando en San Pablo, el Gran Premio San Pablo (G1) se me escapó por muchos años, no obstante ya había ganado el Gran Premio Brasil (G1). Hace algunos años pude concretar el sueño de triunfar en la grande de Ciudade Jardim. Radicarme en Argentina hizo que me pusiera el Carlos Pellegrini entre ojos, pero me conformaba con tener una monta alguna vez”, simboliza del paralelo entre dónde y qué para su vitrina.

“Ni cerca imaginé que se me iba a dar tan rápido. Corrí dos veces el Pellegrini con caballos desde Brasil y enseguida supe lo difícil que era ganarlo. Ahora entiendo que lo difícil que es tiene comparación con lo grande que es. Es una emoción gigante. Todavía hay gente que me felicita. Fue tocar el cielo con las manos. De soñar a creer hay mucho. Yo creo en la suerte, aunque también hay que trabajar. Y muchas veces todo eso no alcanza. Saber que lo logré me llena”, profundiza quien también recibió ayuda de su esposa para dar el peso, “porque Danielle estaba todos los días marcándome lo importante que era la carrera”.

Hi Happy fue elegido por José Alves a primera vista. El desaparecido trainer también fue importante para que se afianzara el Argentina. “El jueves, tanto como para el Nacional, fui con mi esposa a visitar a José al cementerio. Incluso fuimos con la esposa de José. Siempre lo recuerdo. Todos los días se me pasa por la cabeza los momentos que compartimos. Mucho de todo lo que logré es suyo. Estoy seguro que el sábado hizo mucha fuerza por nosotros”, explica en la combinación entre lo cósmico y lo terrenal. Lo humano, para Altair Domingos, está a su alrededor, donde también está la gloria.

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