Carreras, mucho más que juego
La cría y la competencia de caballos de sangre pura de carrera son una actividad productiva generadora de fuentes de trabajo y verdadero orgullo nacional
En
un país con fuerte perfil y tradición rurales, el caballo está
indisolublemente enraizado en nuestra identidad. Es, además, eje central
de un importante sector de nuestra actividad económica nacional, como
el de la cría de animales, una actividad no demasiado conocida por el
gran público. En particular, la cría de la raza sangre pura de carrera
ofrece sensibles ventajas competitivas para nuestro país, destacado por
sus aportes a la industria hípica. La actividad desarrolla una muy
importante capacidad de generación de empleo en tanto utiliza mano de
obra intensiva, irreemplazable por cualquier avance de la tecnología.
En la Argentina, por razones de eficiencia y competitividad, el número de nacimientos anuales de caballos de sangre pura de carrera crece significativamente, mientras que en los Estados Unidos y en Australia la tendencia es exactamente la inversa. La producción nacional se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
Por año se exportan unos 240 caballos de carrera a todo el mundo, incluyendo países vecinos. Eso es apenas un 3% del total de nuestra producción, cuando en el pasado llegamos a exportar hasta un 8%. Si pensamos que Irlanda, por ejemplo, exporta nada menos que el 50% de su producción, es evidente que asoman en este terreno amplias posibilidades de crecimiento.
En la cría, la recría, el entrenamiento y la competencia de los caballos de esta raza trabajan en nuestro país unas 45.000 personas, a las que deben sumarse otras 90.000 que hacen tareas indirectamente relacionadas, como las de transporte, laboratorios, veterinaria, comercialización, forrajes, suplementos alimenticios y herradores. Se estima que nada menos que unas 400.000 personas viven del trabajo generado por este sector.
En la Argentina hay hoy más de 15.000 caballos de carrera en entrenamiento o cuida, prácticamente la mitad de ellos en el interior. Es de destacar que más del 80% pertenece a personas totalmente ajenas a la actividad misma de la cría, con frecuencia agrupadas en circunstanciales consorcios de amigos cautivados por la popularidad del deporte hípico.
En su conjunto, la actividad que generan estos caballos, sumando sus distintos capítulos, genera nada menos que el 8,7% del producto nacional agropecuario y el 18,2% del pecuario. Entre las fuentes de ingreso de los propietarios de esta raza está claro que los premios de las carreras disputadas en nuestros hipódromos son un factor de peso. Con ellos no sólo se remunera parcialmente el esfuerzo de los propietarios, sino también el quehacer de los entrenadores, jockeys, peones, capataces y del resto del personal. Los premios actúan entonces a la manera de aliciente, alimentando la esperanza y el futuro en un sector de nuestra producción con capacidad real de crecer. Las apuestas son, indirectamente, una de las fuentes de ingresos de una actividad eficiente, que además está debidamente regulada y reglamentada.
Un estudio oficial reciente demuestra que el 1% del total de los apostadores en los hipódromos bonaerenses son jugadores compulsivos. Para la enorme mayoría, se trata de parte de su afición deportiva. El turf, no obstante, padece la creciente competencia de otros juegos alternativos, incluido el clandestino, que, utilizando desaprensivamente la imagen del turf, levanta ilegalmente apuestas.
Como se desprende de lo reseñado, cabe advertir que la actividad del sector de la cría y de las competencias de los caballos es una sólida actividad productiva, generadora de fuentes de trabajo y de ingresos y un verdadero orgullo nacional que, por su indiscutido nivel de calidad, nos distingue sobradamente en el mundo.
http://www.lanacion.com.ar/
Constanza Pulgar - De Turf Un Poco
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