lunes, 10 de julio de 2017

 

Connor Murtagh, el jockey de corazón valiente que corrió en Royal Ascot

 

A los 17 años, debutó en el célebre festival de clásicos británico nueve meses después de ser sometido a su tercera cirugía cardíaca


Foto: LA NACION

La voz de Connor Murtagh suena serena. Como si hubiera vivido varias vidas a los 17 años. Es un profesional a punto de competir en lo máximo a lo que puede aspirar un británico en su trabajo y ante el micrófono de la televisión del hipódromo de Ascot no se altera por el hecho de que la primera pregunta sea más personal, humana se diría, que sobre lo que significa para él montar un sangre pura de carrera en la semana mágica de Royal Ascot.

El cronista le pide que explique un camino "que no fue habitual, para llegar a estos clásicos". Y responde: "En septiembre tuve mi tercera cirugía a corazón abierto. Cuando nací, me diagnosticaron una afección llamada Tetralogía de Fallot. Tuve mi primera operación a los diez días de vida, la segunda, un año después, y la última, a los 16 años. No podría estar más agradecido por la oportunidad de correr aquí".

Los pediatras describen esa rara patología cardíaca como una falla en la comunicación entre los ventrículos; la sangre no se oxigena. Pero el aplomo de Murtagh permite conocer en sus propias palabras una derivación de aquel mal: "Básicamente, mi válvula pulmonar no funcionaba correctamente, y producía el reflujo sanguíneo hacia el corazón. Tenía las manos y los pies azules. Fui al hospital local, me derivaron al centro Freeman y me realizaron una cirugía de emergencia".

El Freeman se encuentra en Newcastle, la localidad en la que el adolescente Connor vivió nueve meses más tarde lo impensado para todos. Menos para él. En la montura de Symbolic Star, un caballo al que entrena su padre, Barry, y que es en parte propiedad de su madre, Sue, ganó una prueba de 1200 m. Fue su primera victoria, la segunda del caballo, una sorpresa de 25 a 1. Connor Murtagh jamás puso en duda que iba a ser lo que los genes le habían marcado, a pesar de todo.

Pero cuando Jess McLernon, la asistente del entrenador Richard Fahey, el preparador para el que monta regularmente, le dijo que iba a correr en Royal Ascot, Murtagh pensó que lo estaba cargando. El jinete jamás había estado en el hipódromo de la reina y mucho menos para la semana ilustre, cinco días de grandes clásicos, galeras y sombreros (las mujeres), champagne y frutillas. El Wimbledon del turf, en el que Isabel II tiene asistencia perfecta desde siempre.

"Creí que me tomaba el pelo", confesó el chico. "No sabía a qué se refería; me deseó suerte y pensé que sería para un par de carreras que tenía en Carlisle ese día. Pero me dijo «no, vas a correr en Royal Ascot». No puedo poner en palabras lo que sentí. Royal Ascot es un sueño".

Casi un niño


A principios de junio, cuando Connor montó en la jornada del Derby de Epsom, su primer gran día hípico, Fahey comentó: "Por tratarse de un adolescente, casi un niño, tiene mucha experiencia de las carreras de ponies". Murtagh dijo entonces: "Si hace ocho meses me decían que iba a correr el día del Derby de Epsom le habría dicho que está loco". Y se deshizo en elogios para el entrenador: "Debe tenerme mucha fe, porque estuvo preparando al caballo mucho tiempo para confiarme la monta". Kimberella cruzó el disco 10°, a sólo tres cuerpos del ganador.

Todo es vértigo en la vida de Connor Murtagh, graduado en Caldew School. Su segunda cirugía fue cuando tenía un año y medio. "Connor ?tenía' tres cavidades en su corazón, en lugar de cuatro -dos ventrículos y dos aurículas-; se ponía azul", cuenta su madre. Un ventrículo no bombeaba bien. "En aquel momento nos dijeron que sin la operación moriría en un año. Al margen de su condición, Connor siempre fue muy deportista; es bueno en tenis, rugby y fútbol".

Todo lo que luego pasó en la pista parece anécdotico. Murtagh -no tiene nada que ver con un líder de los jockeys británicos, Johnny Murtagh- llevó a Another Touch por afuera, bien cerca de las tribunas, en la Royal Hunt Cup, una milla de recta, y empujó las riendas como se empuja en estos clásicos únicos, con los brazos, con las piernas y con el alma (más en su caso), para llegar cerca. Fue 11° a cinco cuerpos.

El video de menos de dos minutos que le dedica Ascot con una entrevista se titula "El increíble Connor Murtagh", que en el final, antes de salir a la pista decía: "Yo solo quería poder correr, en cualquier lado, no se me ocurría estar en Royal Ascot. Es increíble. Estoy muy agradecido con todos los que me ayudaron, sobre todo con el equipo del hospital Freeman. Son excelentes".

A la edad en la que todo empieza, Connor Murtagh va por su tercera vida y parece su mejor etapa. El corazón bombea, la sangre calienta el cuerpo, el espíritu sigue intacto.ß

Gustavo S. González
LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/

By:   Constanza Pulgar - De Turf un Poco

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