EL CLÁSICO PASEANA
La Número Uno puso el pescuezo delante de Hendaia
Carlos Delfino
La yegua entrenada en Rosario se impuso luego de dieciséis meses, ahora en lucha con la última ganadora de la Copa de Plata; su tercera experiencia en ese cotejo resultó la vencida.
En 2012 fue cuarta de Sehgal. En 2013 quedó quinta de Miss Pinky, pero más cerca en cuanto a distancia. Ahora, La Número Uno llevó en el mandil el dígito que coincide con su nombre y atrapó en lucha el Clásico Paseana (G 2), en la pista de césped de San Isidro. Su principal escollo resultó Hendaia, la última vencedora (en el Comisariato) de la Copa de Plata y esta vez escolta, al pescuezo, tras 1m47s 38/100 los 1800 metros.
Pasaron todo el año anterior y cuatro meses del que está en curso para volver a ver a la yegua entrenada en Rosario cruzar primera. Una imagen a la que Anselmo Zacarías se había acostumbrado en 2012, cuando gestó tres de los cuatro triunfos de la alazana en esa temporada, la más productiva de su campaña. Antes, con El Yacaré también había salido de perdedora, en diciembre de 2011.
En la carrera de mayor jerarquía de la fecha sanisidrense multiestelar, la hija de Mr. Light pasó por todos los puestos antes de que en el disco brillara el color salmón de la histórica chaquetilla del stud El Turf. En plenas Pascuas, el cotejo en el que compitió por tercer año consecutivo sirvió para su resurrección entre las mediofondistas, una categoría en la que ha tenido vaivenes desde diciembre de 2012, cuando con Edwin Talaverano consumó su anterior festejo.
Zacarías la dejó en el fondo esta vez, mientras la encaretada Chola in the Rye le corría al reloj y no podía sostener el ritmo. En mitad de la recta, Hendaia quedó como dominadora y parecía que ahora tendría la posibilidad de celebrar en la pista un éxito importante. Sin embargo, abierta surgió La Número Uno para quebrar su resistencia y que su chapa fuera la más alta, que coincidiera su nombre en todos lados. Y con un plus: dejar tercera, a siete cuerpos y un cuarto, a Bethania, la estadounidense que terminaba de derrotarla ampliamente y nunca había perdido en la grama.
El retrato más importante de La Número Uno, tras el eficaz
trabajo de Anselmo Zacarías. (Dupratphoto/PH)
Nos quedamos, además, con la sinceridad de Zacarías en sus conceptos: "Cuando le pedí tuvo más de lo que esperaba, por suerte. Corrió tranquila, como más le gusta, porque cuando viene más cerca no rinde. Hoy le tocó llegar".
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