Día nublado en la linda Porto Alegre. Pero espléndido por imperio del
burrero calor que emana de las raíces gauchas del hipódromo erigido en 1959;
dos temporadas antes, su maqueta obtenía en Nueva York un premio como la obra
de arquitectura moderna más importante del Cono Sur.
Allí ingresamos con el crack Mario Rozano, Marcelo Fébula, periodista Fernando Rozano el yorugua
Antonio Castro, el historiador hípico Marco A.F. de Oliveira, Emanuel Aguilar y
el infaltable Marcos Rizzón; nos reciben José Vecchi, Presidente del Jockey
Club, y el Vice Ricardo Felizzola, mal anotados por su calidad.
La amplitud del segundo escenario de Brasil es imponente; con un
promedio de 700.000 reales de betting –unos 350.000 dólares-, ha desplazado
largamente a Ciudad de Jardim (San Pablo), no se trata de ningún reducto chico
como algún trasnochado ha inventado por ahí, y disputa sus reuniones en el
trazado auxiliar porque está reacondicionando su cancha grande para la fiesta
ciudadana de noviembre en torno al tradicional Beto Goncálvez, la carrera
ganada en 1962 por Vizcaíno con Irineo Leguisamo, en octubre del ‘72 por
Locomotor con el chileno Sergio Vera, en 1973 por Chupito con Hugo Rabanito
López, y en el ‘74 por el Loco Torres en las riendas de Good Bloke tras un
fallo de distanciamiento por las molestias del uruguayo Báez a bordo de Espino.
Hasta aquí llegaron también, en este jueves de septiembre, el canadiense
nacionalizado norteamericano Rusell Baze y el local Jorge Ricardo, los dos
jinetes con mayor cantidad de triunfos en toda la historia del turf universal: 12.350 a 12.256 cantaba el marcador a
comienzos de la semana, y la rivalidad entre ellos no es cuento.
Acompañado por su esposa Tami Baze, oriunda de Arizona, y por la blonda
traductora Tatiana Feldens, Russel ríe de costado al responder sobre una
presunta obsesión por el cabeza a cabeza con Ricardinho: “a veces lo miro, una
vez por semana, algunos colegas me lo hacen notar y sé que vengo adelante, pero
no me desespera. Es una competencia sana, ante un enorme rival. Me gratifican
esta invitación y el afecto del público, es hermoso todo esto, y aunque quiero
llegar primero siempre, no significa una debilidad para mí”.
Jorge, por el contario, profundiza el concepto mucho más allá: “amo
correr, pero mentiría si no dijera que estoy pendiente de esto. Es un objetivo,
retirarme como el más ganador, y mientras el físico, el espíritu y las ganas me
sigan empujando, lo voy a intentar. Esto no tiene una fecha, un límite o un
final establecido, es algo creo que natural. Beze tiene 56 años, yo 52, y hay
que ver cuántos más va a seguir. Él me había sacado 80 victorias, yo volví de
la enfermedad, lo alcance, lo pasé y al momento de la rodada venía con 30
arriba. Después los médicos me dieron de 8 a 12 meses de rehabilitación, y yo
volví sólo a los 4 meses, dando ventajas, y puedo decir que recién a esta
altura del año me siento medianamente bien, casi como antes. Creo que en el
2015 voy a estar de nuevo como yo quiero, sin dejar de reconocer que el nivel de
los jockeys que compiten en Argentina conmigo es muy superior al que enfrenta
Baze”.
Previo al inicio de la serie de desafío, cinco contiendas con puntajes
descendentes de 10, 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1, dialogamos detrás de partidores con
la encantadora ex amazona Suzana Davis, Starter Oficial del Hipódromo Cristal.
“Aún a veces no logro creer los hermosos lugares y la encantadora gente que
conocí gracias a mi profesión”, señala. Le comento que soy de La Plata, un
óvalo que la vio despuntar como la primera jocketta en actuar en Argentina. Me
da un abrazo cortito, e inmenso, y apenas lagrimea cuando me mira a los ojos y dice,
conmovida por tan emotivo recuerdo: “yo tuve la suerte de haber sido muy feliz
haciendo lo que más me gustaba”.
El match Baze-Ricardo empieza con la “barbada” –léase fija- Xamba Danz que
deja 3ª a Rabanada para poner al americano 10 a 6. Al toque, el garoto la
oficia de escolta con Ever King, Baze recala 4º en la silla de Chamarisco, y
quedan 15 a 13. El tercer pareo regala un infernal mano a mano resuelto arriba
por el canadiense para sacarle el pescuezo a Warship (J. Ricardo) con From
Tokyo City: 25 a 20, y roces mutuso en la definición. En la siguiente, el astro
carioca la tenía en el buche y cae al filo del espejo al ser boleteado por
Flight at Night, con la monta de Hilson Luiz Falero Santos; Baze tercerea con
La Linda Fitz (Ríspido Fitz) y el 31 a 27 los deposita en los cajones del
capítulo culminante.
Se borra Xandi Danz, entonces Baze sube al favorito Rodín, y Ricardo
pretende el milagro en la cruz de Rei do Tango, un hermanito materno de Mr.
Nedawi que acciona mejor en el opuesto, encima a la salida de la curva
decisiva, pasa al frente por los 300 y se distancia para propiciar otro
desenlace de tinte heroico, uno más para el jinete de Much Better. Rodín, 4º
muy rigoreado, aporta insuficientes 5 porotos a la torrecita de Baze: 37 a 36 cantan las chapas y ventaja
mínima para el campeón.
Suena “We are the champions” para telón de una ovación impresionante
tributada por las tribunas. Ricardo toma un micrófono, todavía rumbo al pesaje
y ametrallado por los flashes agradece “a Porto Alegre por este torneo, que es
importantísimo para mí porque acá corría mi padre Antonio, a toda esta gente… si
Baze entraba 4º empatábamos, y no hubiese estado mal por la idea de quienes
llevaron adelante esto. Sepan que no hay nada imposible de vencer, solamente la
muerte”.
Cae la noche, y jamás es cualquier noche sobre la tierra de la feijoada,
la caipirinha y el desejo. Cae muy mansa, preludiada por un atardecer
refrescante que baja de los morros de Río Grande do Sul. Ya se advierte el
clima futbolero de Gremio contra el Santos de Robinho, dentro de un par de
horas en el gigantesco estadio Arena Gremio.
La calidez de su gente y su adorable sencillez magnifican al Cristal, cuyas
luces encendidas van despidiendo un evento único en los libros de la hípica mundial.
Sus destellos se extenderán por siempre. En cada amanecer. Y en infinitas
direcciones, como una explosión.
Pablo F. Gallo
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