miércoles, 25 de marzo de 2015

/////LA FUSTA DEL MEJOR/////


A las 13 hs subí al 160 escuchando "El Yacaré" con la particular voz de Ángel Vargas. Si bien no era domingo, era un lunes feriado, la letra venía al pelo de todas maneras "Es domingo y Palermo resplandece de sol cada pingo en la arena llevará una ilusión..."

Cuarenta y cinco minutos mas tarde y luego de saludar al inconfundible Flaco Marcelo "cara de la Oficial", estaba sentado a metros del disco en la mejor mesa del hipódromo, al aire libre, en la Tribuna Oficial con sombrilla para que el agradable sol de los primeros días de otoño no se parezca en nada a ese sol hórrido que nos castiga cada vez mas en los veranos porteños.

Con "La Rosa" en la mano y poco mas de media hora para que se largue la primera estudié las nueve carreras que había dejado pendiente la noche previa a la reunión número veintisiete de lo que va del año Palermitano.


Los flamantes lujosos relojes "Longines" que dejó el último Gran Clásico Latinoamericano adornan aún mas la histórica e inigualable fachada del "Hache Pe Nacional".

El camión hidrante del hipódromo argentino se pasea una y otra vez por la pista de arena (la mejor "pista dorada" del mundo) regándola y dejandola lista para que los pura sangre de carreras con sus jinetes salgan a deleitár la vista de los aficionados.

El hombre encargado de hacer sonar "la campana de largada" y de levantar o bajar las banderas y colocar números y distancias en el marcador, controla que no falte ninguna chapa, las lustra y deja todo listo para la primera de la reunión.

La histórica voz de Andrés Eduardo Del Padrone daba la bienvenida al publico presente, informando cuantos cotejos se llevarían a cabo en la fecha, cuantos se correrán en la arena y cuantos en la grama. dio a conocer los borrados, los cambios de monta, los incrementos de cada jugada y recordó que el clásico del día era el Irlanda, por eso esa tarde las siempre presentes banderas argentinas del hipódromo flameaban esta vez acompañadas por la bandera verde, blanca y naranja que identifican al país europeo.

Arranqué con el pié derecho en la primera con la espectacular victoria del caballo conducido por el brasileño Altaír Domingos, que en gran faena (como ya nos tiene acostumbrados) logro cruzar primero marcando en el reloj 2´16" en la pista de césped luego de apasionantes 2200 metros que no serían tan apasionantes sin la voz del enorme y eterno relator del Hipódromo Argentino, Pedro "Pipi" Álvarez.

Entré idas y venidas por el amplio espacio de "Molerpa" me acerqué a uno de los caballos que montan los palafreneros, era un alazán tostado, con un colosal y tentador hocico que dos niños acariciaban hasta el cansancio y yo como no podía ser de otra manera me sumé a ellos. Era del mismo "material" que el de mi perro galgo Ciro, quién tiene movimientos de pura sangre, cosa que inevitablemente me causa gracia, es que por algo, los galgos también compiten.

Seguí deambulando por los rincones del "Hache Pe" muy satisfecho por la tarde que estaba viviendo hasta que me topé con José Luis Medina, el tercer relator en importancia, el que dentro de unos años será sin dudas el "number one". Macanudo, amable, simpático, divertido y relajado me saludó y recordamos a nuestra amiga en común, la gran Connie Pulgar, "la cara" de "La Verde" (como se denomina a la revista Todo a Ganador, la competencia de la Revista Palermo).

Cerca de las 19 hs, luego de que Lenovo mi caballo favorito de la actualidad denominado "El Rey de la Recta" por su impresionante récord de nueve ganadas sobre once corridas en los mil metros terminara en la tercera posición , me permití relajarme ante la brisa del atardecer, y reposar mi vista en pintorescos y nobles caballos, la eternidad del cielo, las maniobras de los aviones que despegan y aterrizan en Aeroparque, el color extra de los trenes bordeando el hipódromo, las luces de la pista, el verde en el corazón de la cancha, los puentecitos que cruzan las bellas lagunas y una luna (media) que asomaba en su máximo esplendor.

A las 19:45 hs llegó el turno de la contienda número doce de la jornada. Sobre 2000 metros nueve caballos de tres años ganadores de una carrera iban en busca de su segundo lauro. Mi elegido, Mida`s Run fue conducido por el mejor jockey de la historia (junto a Irineo Leguisamo) el oriundo de la localidad de Conchillas del departamento de Colonia del Sacramento en la República Oriental del Uruguay, Pablo Gustavo Falero. Cruzó el disco sexto a diecisiete cuerpos del ganador. Pero nunca fué tan anecdotico el resultado de una carrera como en este caso. A falta de tres pruebas para finalizar la reunión a Pablo Falero (también conocido como "Falerazo", "Fafá", "Aladino", "Computadora" o "El Hombre" -este último apodo se utiliza mucho en las revistas turfísticas cuando comentan las potenciadas posibilidades de un caballo de ganar una carrera por el solo hecho de tenerlo a él en su silla. Ejemplo: "Si bien este caballo no tienen una buena campaña en su haber, el hecho de que se suba EL HOMBRE a su montura nos da la pauta de sus grandes posibilidades"-) no le quedaban compromisos de monta pendientes, por eso, aprovechando que no se iba a ir de la pista apurado a cambiar la chaquetilla para salír en la próxima carrera, lo encaré camino a la sala de jockeys y le conté de mi admiración hacia él, le mostré mi tatuaje (que significa para mi no solo mi admiración hacia él sino también el recuerdo de mi viejo y mi pasión por las carreras). Le comenté que yo era el muchacho del que le había hablado la querida Connie Pulgár (quién no hace mucho le habló de mí y le pidió por una fusta) y emocionado me abrazó y me agradeció las palabras que le dediqué. Me invitó a pasar al sector donde los jockeys se preparan para salír a la pista y me dijo muy amablemente:

 -No tengo fusta acá, pero esperame quince minutos que me pego un baño rápido y me acompañas al auto que ahí tengo una-
-Si Pablo, ¿como no? Lo espero Maestro.

Por el lugar pasaban jockeys, integrantes del comisariato del hipódromo, ´médicos, el auténtico y veterano "Pipi" Alvarez (anteriormente mencionado como "La Voz" de las carreras) y hasta sorpresivamente pasó mi "ventanilla" preferida, una amable mujer que me deja apostar por menos de lo que se permite en la oficial (lo cuál me evita trasladarme 150 metros hacia la tribuna popular cada vez que quiero hacer una jugada) y a quién ayer le "endulcé" la tarde obsequiándole un alfajor.
Falero así como cumple en la cancha, cumplió conmigo y salió de "civil" del vestuario de jinetes con una sonrisa, salundando a todos los trabajadores por iguál (todos lo saludan, todos lo idolatran)
-Vení, vamos por acá- Me dijo señalando otra puerta que no es la misma por la que ingresamos en ese sector. No llegué a ver bien pero me pareció que fichó con una tarjeta la puerta mientras un seguridád miraba, sostuvo amablemente la puerta para darme paso y nos dirigimos hacia su auto en busca del tesoro mas preciado que existe para un aficionado de las carreras en este país (¿y porque no en el mundo?).
El tramo que había que hacer hacia el vehículo no era largo, no fueron mas de treinta metros pero en ellos sentí la mirada de una treintena de personas algunas de las cuales dedicaron alguna palabra de halago o saludo hacia El Gran Jinete uruguayo.

Aproveché esos minutos para contarle que verlo a él en el paseo preliminar, en la carrera o mismo en ese momento que estábamos compartiendo significaba contactarme con mi viejo. Burrero desde siempre que a diferencia de mi sufría los desarrollos de las carreras, no los disfrutaba, el turf no le hacia bien, pero eso no significa que no haya sido parte de su vida y que yo no tenga agradables recuerdos de este hermoso deporte junto a él ya que compartí largas tardes en hipódromos y agencias en mi niñez. Siempre sonriendo me escuchaba atentamente y me agradecía las palabras, intenté ser algo poético para expresarle que su fusta tenía un significado sentimental, de vida, mas allá del incalculable valor que ya tiene por el solo hecho de ser la fusta del mas grande, símil a un botín de Maradona, Messi o Luis Suarez (como le dije por nombrar un crack uruguayo) Le conté que mi viejo falleció antes de los sesenta hace casi dos años, se sorprendió y me preguntó porque tan joven. Lo noté conmovido mientras abría el baúl de su colorado auto y para cortar un poco la emoción le dije que mi viejo solía discutir alternadamente con quienes lo comparaban con el peruano Jacinto Rafael Herrera (con quién Falero tuvo cierta rivalidad en las pistas, aunque al igual que mi viejo yo pienso que no hay lugar a las comparaciones entre estas montas) Lanzó una carcajada y mirándome a los ojos en un clima de mucha emoción me dijo:

-Yo no me haría un tatuaje, pero entiendo todo lo que me decís y realmente te agradezco por tanto cariño.- Me dió la fusta, nos dimos un fuerte abrazo y sentí la necesidád de decirle algo que no le dije nunca a nadie porque no soy creyente y porque me parece una estafa la religión, pero sabiendo de su inquebrantable creencia le dije algo que sabía le iba a gustar escuchár:

-Que dios lo bendiga Pablo-. Se lo dije desde el cariño y la sinceridad, con él me salió así, naturalmente, pese a mi furioso ateísmo.
Sonriente antes de subír al auto me la devolvió al pié con un:
-Muchas gracias, igualmente.-
La fusta de Falero está en su lugár.

Dedicado a Picho (mi viejo) y a Connie Pulgár.


Sebastián Langenheim
 Todos tenemos un burrero apasionado adentro, 
aquí la crónica de una tarde de un burrero y la fusta de un grande
De Turfe Um Pouco
By Constanza Pulgar

No hay comentarios.:

De Turfe Um Pouco

De Turfe Um Pouco
Imprensa Internacional