domingo, 15 de marzo de 2015


LIBERAL y Edwin postraron a Dont Worry
para otra reafirmación de nuestra debilidad


La atropellada de Liberal (PER), letal y certera, volvió a dejarnos con las manos vacías en condición de locales, y el XXXI Gran Premio Latinoamericano-G1 (2100 mts., $ 1.000.000), auspiciado por los “tacheros” de Longines, pasó a engrosar la lista de las decepciones de cuando, jugándola en casa, nos pintan la caripela.



El fenomenal Dont Worry –a esta altura otro rótulo no le cabe- casi logra la hazaña. El zaino de René Ayub hizo todo bien, corriendo 5º expectante, avanzando en el momento justo, dominando abierto por los 350 al decidido líder Alex Rossi… y por un instante, a falta de 120 metros, su victoria parecía un hecho. Pues rechazaba los arrestos de Katmai (CHI); e Ídolo Porteño, a pesar de su inmenso corazón ratificaba las dolencias insinuadas en la redonda de montar –donde cada pasito suyo era un “miramenometoqués”-, para avanzar sólo lo equinamente posible. 

Entonces, al estilo de Edwin, surgió la carga expansiva de Liberal ($ 9.15). Seguro placé en los 100, porque Dont Worry no cedía, el pensionista del pibe Camilo Traverso replicó sus remates del Ricardo Ortiz de Zeballos-G1 (2000), del Derby Nacional-G1 (2400) y del Enrique Meiggs-G3 (2000), para concederle, por ½ pescuezo y en 2:09.81, la tercera conquista al eximio jinete en la justa sudamericana. 

“Ya lo había ganado con Stash y con Madame Equis en Monterrico, ahora es una alegría repetir con este caballo que realmente es un monstruo, con todos los problemas que ha tenido”, nos dijo “Win” luego del cotejo. Monstruosa fue también su faena a bordo del Meal Penalty (USA) al traerlo lejos por dentro, ahorrándole energías, para arremeterlo en el derecho por la parte exterior. 

“Se lo dedico a mi papá Camilo”, esbozó muy emocionado el trainer Camilo Traverso Zagarra. Y antes de encarar para los flashes nos confesó que su pupilo “sufrió una inflamación allá en Perú, y acá los últimos tres días estuvo con una renguera que para quienes lo veían era notoria. Lo cierto es que se quemó con una soga debajo del vaso de una pata, y con el contacto de la arena le ardía, por eso ni bien salía a varear daba esa sensación. Y con la humedad de esta ciudad se le formaban como un sarpullido bastante molesto”. No obstante, el defensor de las sedas “The Fathers” se sobrepuso a todo, y a los 3 años, su quinta conquista en ocho actuaciones lo eleva a la cúspide continental. 

El trasandino Katmai, a 2½ de la definición, adelantó por ¾ a Ídolo Porteño; éste largó un tanto frío, se puso rápido en la conversa, y su fragor se apagó de acuerdo al límite trazado por la sanidad: poca carrocería para las revoluciones de su motor. A otros 2 cuerpos recaló el puntero Alex Rossi, con Interdetto al hocico sin gravitar y encabezando el muro de los lamentos; el afamado Hielo (BRZ), 7º a ½ pescuezo del crédito de “La Frontera”, aventajó por 2½ a un Blood Money cuya performance echó por tierra las elucubraciones preliminares de su entorno, obnubilado acaso por el poder del dinero para creer a pies juntillas en espejitos de colores. A Papá Inc, enredado siempre durante el trámite, lo notamos incómodo, como si hubiese negado a emplearse. 

El colega Carlitos Sarmiento, exultante, celebraba que alcanzaron a Brasil en la tabla del “Latino”, y ahora comparten el tope con 9 impactos cada uno. Estuve con la muchachada de Los Pingos de Todos, integrada por Marcelo Fébula, el “Iraní” Lopecito, Jorge Celaye y Carlitos Wolf –noviando con una barilochense-, y en pleno diálogo tribunero fuimos fotografiados por la Gestapo porteña, encargada asimismo de revisar en los portales de acceso los bolsos y carteras de los aficionados ingresantes, en una requisa molesta e incomprensible. La contracara fue Natalia Berón –en la dulce espera-, una fuera de serie para solucionar cualquier inconveniente de los escribas. 

“Api” Pavlovsky, con su amabilidad proverbial, me contó los próximos pasos de Alma de Acero; el galopador está siendo preparado para el Porteño-G3 (2400) del 18 de abril, como trampolín al GP 25 de Mayo-G1 (2400). Luciano, Marianito y el “Tordo”, ataviados con corbatas del stud, vivieron la previa con una intensidad indisimulable; tanta pasión les dará revancha a la vuelta de la esquina. Y el abrazo con dos entrañables Maritos, Di Salvatore y Marinelli, me permitió recordar al papá del primero y al inmortal “Valija” Torres, auténticos pilares de la TV de los hipódromos y del arte de cuidar. 

Karol Loureiro, Mário Rozano y Marcos Rizzon cantaron presente por la pujante hípica de Porto Alegre. Enrique Martínez de Hoz, Horacio Ramos, Antonio Castro, Pablito Montaño y el infaltable “Favorito” Tuana, por el Hipódromo de Maroñas. El gran Esteban Garate por la burrería chilena. El “Flaco” Gabrielli por Mendoza, Serrita y Emiliano Cantero –green en mano- por el Independencia. Nico Alcalde trinaba por Tigre. E infinidad de escribas de varios puntos del país se acercaron al Argentino para vivir una jornada acogedora, compartiendo fecas y sanguchitos en el palco de Prensa con Sergio Cipresso, Matías, el “Gordo” Barricalla, Constanza, Sebacrow –armó la colecta para los mozos-, Pablo Carrizo, Diego Notario, Guilo Gallo y el Pato Álvarez. Debajo, en la zona de las carpas, Palito Díaz masajeó a algunas chicas. 

La calidad de la torda Kalithea para doblegar a Mary’s Gold vino con dedicatoria del “Flaco” Udaondo para TAG (gracias campeón por tu apoyo incondicional), y la Mejor 3 Años Hembra de 2014 se impuso en un cierre singular, protagonizado por las dos últimas titulares del GP Selección-G1. Brilló Gustavo Calvente con la reservada del Haras Santa Inés, lustrada en el paseo. 

La cuarta al hilo de Bali Bay (Equal Stripes) en el Otoño-G2 (2000), apabullando de banda a banda a sus oponentes, provocó que flotara en el aire la pregunta acerca de su eventual papel en el Latinoamericano, ya que el huésped del “Pampa” Scarpello monologó de manera llamativa con la casaca originaria de El Moisés, despachándose por una docena a Seattle Cap para convertirse en ejemplar estelar.

Temprano, Stay Calm había sido una baraja exclusiva verdolaga en el Saturnino J. Unzué-G2 (1200), demostrando por su claridad de desplazamientos cuántos puntos calza la inmaculada Dynamix (USA) de “Fede” Martucci. La cordobesa Way of Living, escolta con ciertos contratiempos, engordó su propio concepto en la óptica del autor de estas líneas. Y Chocoloca será una estafa en su categoría. 

Y en el Santiago Luro-G2 (1200), Portal del Alto (Malibu Moon) estiró amplia luz en los 180 decisivos, manteniendo la foja intacta en dos confrontaciones mientras su socio de vareos, el plebiscitado Antillón –Goncalves no lo condujo por haberse accidentado en las gateras de la 5ª-, no era de carrera.

“Este potrillo va a ser cosa seria en la distancia”, expresó Talaverano, agregado que “recién empezó a madurar porque recibió de chico un golpe en la frente que le quebró el hueso de la cara, tenía todo abierto como si fuera un robot, respiraba mal, por eso le hicieron una operación y le colocaron una plaqueta de platino, todavía le falta soltarse más”. Alfredo Gaitán Dassié tiene material para entretenerse. Y Mantrap, 2º a “variedades” tras enseñar el rumbo al abrigo de los palos, revalidó la importancia del proceso selectivo platense. 

El betting de $ 15.440.542, con diecisiete contiendas, resulta elocuente sobre la magnitud de lo escolasado, más allá de los habituales infladores. Como otrora, hubo que hacer cola para jugar. Y en seis o siete desenlaces de media tarde, los gritos conmovedores de la tribuna le devolvieron al viejo Hipódromo de Palermo su verdadera identidad sagrada.

Invariablemente he profesado una sincera admiración por el turf del Rímac. Por la seriedad con que toman sus compromisos internacionales, por la pulcritud en la selección de sus representantes, por la preponderancia que le confieren a estas patriadas al punto de transformarlas en una cuestión de orgullo nacional. Los números no mienten. Y si habláramos de casualidad caeríamos en la insolencia de desconocer sus méritos.

Eran un puñado, arremolinado en la mítica arena del Centro. Saltaban, envueltos en la bandera de su país. Para que el “Perú, Perú, Perú” se hiciera canción en el viento. Y trajera el aroma del Pacífico embebido en la placidez de Los Azahares. Como si todavía, más de cuarenta años después, reverberara el espíritu del legendario Santorín.

Pablo F. Gallo


By: Constanza Pulgar

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