lunes, 29 de junio de 2015


VOLVIÓ A MAROÑAS


El romance con Invasor es eterno



Ante aproximadamente tres mil almas que desafiaron la lluvia y el frío, pero con millones desde las pantallas de televisión e internet, el hijo de Candy Stripes desfiló frente a las tribunas donde empezó su leyenda, antes de para prestar servicios en el haras Cuatro Piedras.

Sebastián Heredia

No fue un domingo más en la historia del Hipódromo Nacional de Maroñas. Tampoco lo será para las aproximadas tres mil almas que fueron testigos del acontecimiento. La herencia ante las retinas de la emoción escribió un nuevo capítulo con el retorno de Invasor. Con infinidad de orientales frente a la televisión y millones de sensaciones vía internet, fue un fenómeno global que luego se contagió en las redes sociales. La leyenda sigue su camino.

Volvió al país donde empezó lo que luego sería la consagración como el mejor caballo del mundo para prestar servicios en el haras Cuatro Piedras. Fue desestimado en Shadwell, un establecimiento que lo apoyó tímidamente tras su retiro por lesión. Volvió al espacio donde no se le conoció el techo. El corazón hípico llenó el espacio vacío de la nostalgia. El hijo prodigo volvió al espacio de sus primeros movimientos, donde acaudaló un invicto que incluyó la Triple Corona. Volvió para todos.



El nacido y criado en el haras Santa Inés desfiló agarrado por Kent Barnes, el manager del establecimiento que lo cedió por cuatro años. No fue subido, ni tampoco a sus anchas por la grande del circo capitalino. La senda, en el caso, fue el andarivel donde desbordaron los aplausos y las alusiones al crack. Luego llegaría el tiempo para titulares de la cuadra 3 de Enero, colores que defendió durante su estadía oriental. La ráfaga de fotografías fue la otra banda de sonido a su paso. De una u otra manera, nadie se lo quiso perder.

El marco mayor no fue a causa de las precipitaciones, aunque la locura y el sentimiento popular se hicieron sentir más allá del frío registro. Es ese romance que atraviesa los tiempos. Es la sensación de recuperar a alguien que, pese a los hechos, nunca se fue. La decisión por parte de la autoridades para disfrutarlo una vez más en sociedad fue por demás acertada. De seguro, habrá otros tantos que lo vayan a visitar en algún descanso de sus labores como semental. De cualquier manera, en la mejor manera de las pulsaciones.

Foto: Martín Díaz
www.purahipica.com

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