domingo, 29 de noviembre de 2015


El jockey que volvió a puro triunfo tras una fractura de fémur


La historia del brasileño Francisco Gonçalves, que luego de la lesión logró dos victorias en 24 horas


Foto: LA NACION  / Carlos Lares

Apenas empezó la reunión de San Isidro, anteayer, ganó. Y en Palermo también abrió la reunión con victoria, pero ayer. Pero más que eso, a Francisco Leandro Gonçalves lo halaga la gente; se detiene para la foto con todos y hasta levanta un chico en brazos, pese a la advertencia de la madre: "Pesa mucho, ¿eh?".

"Estoy bien, muy bien", dice el brasileño, de 25 años, en su segunda jornada en las pistas. Y acá tampoco habla sólo de su físico, recuperado de la fractura de fémur que le causó una caída en Palermo, hace cinco meses, cuando la pierna izquierda golpeó contra los palos con todo el peso del jockey que caía de la montura de Salidizo. "Talita ya casi está de 8 meses; va a ser un varón, Iván, el mismo nombre de su padre". Todo un homenaje al papá de Talita, Iván Quintana, jockey notorio hace unas décadas, fallecido hace poco.

Gonçalves se refiere a lo que todo el mundo sabe. Su mujer, con la que atravesó la convalecencia en Ceará, al Norte de Brasil, hasta hace un par de semanas, va a ser madre. "Va a nacer aquí", aclara, como si estuviera respondiendo, así, a todo el cariño que recibe en nuestros hipódromos. Y la confianza de los entrenadores y propietarios. "Les agradezco a todos, a la gente de los studs también". En su ciudad se recuperó al calor de la casa de sus padres y con sus hermanos. "Estaban tristes por mi fractura, pero felices por tenerme tanto tiempo allí".

Leandro cuenta que ya tuvo una lesión parecida, en la pierna derecha: "Fue en 2011, en San Pablo, cuando volví de entrar segundo en el Pellegrini con Veraneio [le ganó Expressive Halo por el hocico]; aquella vez gané en la primera de Cidade Jardim y en el paseo de la siguiente el caballo me tiró. Golpeé también sobre la empalizada y tuve fractura expuesta de tibia". Sentado en una silla, en el cuarto de jockeys, el jinete estira la pierna y describe por dónde pasó el tutor de metal, engrampado con dos tornillos, a todo lo largo del muslo. "Las operaciones fueron casi iguales", explica respecto de la incisión en la cadera donde empezó todo, en un sanatorio de esta ciudad. "Ahora le voy a pasar lejos a los palos", bromea.

"Cuando empecé a montar me molestaba donde está la punta del tornillo, pero en una semana no sentía nada. Volví con el entrenador Agustín Pavlovsky en Capitán Sarmiento, iba dos veces por semana. En San Isidro me cansé, me dolieron las piernas, la pista estaba brava y había que sacar los caballos firme de abajo, pero la cancha de Palermo es un espectáculo, me sentí muy bien".

El primer triunfo del regreso, anteayer, fue con Opicia, una yegua que entrena Jorge Mayansky Neer, quien lo trajo a la Argentina por recomendación del periodista Mario Rozano. "Se merece lo mejor, pero no solamente porque ser un gran jockey, sino por el ser humano que es, humilde trabajador...", dice el cuidador.

Y siempre con una sonrisa, se podría agregar. Un rasgo con el que no gana carreras, pero sí mucho afecto.

Por Gustavo González | canchallena.com

By: Constanza Pulgar - De Turf Un Poco

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