jueves, 19 de septiembre de 2013



ELEVAGE


 
 
Un Guapo del 900

 
 


Por Marcelo Fébula

Larrea. ARG. 1907. Por Jardy (FR 1902) y Muñeca (ARG 1896), por Flying Fox (GB 1896). 50 corridas. 20 primeros, 11 segundos, 5 terceros. Algo de su campaña clásica: En 1910 ganó la Polla de Potrillos 1600 mts. GI y el clásico Saavedra. En 1911 los clásicos Ensayo 1800 mts, Chacabuco 2500 mts. GII, Maipú 1000 mts. GI, Coronel Pringles 1000 mts, y Capital 1600 mts. En 1912 el clásico Congreso y el GP Palermo 1600 mts. GI. 2º en la estadística de abuelos maternos en 1923.


            Nacido en 1907 en el haras Nacional, el hijo del franchute Jardy y la argentina Muñeca es adquirido por el stud Perú que atendía el entrenador Genaro Larrosa. En su primer año de actuación, 1910, gana tres carreras comunes y luego de derrotar a la famosa yegua Espirita en el clásico Saavedra, es comprado por el veterinario Arturo J. Livinston. Así es que de la mano de este hombre le pone el pecho a una campaña impiadosa y sin contemplaciones para su calidad de caballo clásico.

            En un viejo número del diario Crítica sin fecha exacta de aparición, recopilado por Jorge Larroca en su libro “Entre Cortes y Apiladas”, a propósito de una encuesta sobre cuál fue el crack absoluto de nuestras pistas se transcriben opiniones del veterano preparador Francisco “Pancho” Orezzoli. Antes vale la pena conocer algunas aristas de la personalidad del hombre, destacadas por Larroca en su libro. Exitoso cuidador de principios del siglo pasado (Amianto, Fripón y otros grandes de la guardia vieja pasaron por sus manos y trabajó, entre otros, para patrones como el pintoresco aristócrata Benito Villanueva, a quien además le daba una mano en eso de arreglar elecciones), parece ser que don Pancho también tallaba en al menos otras dos actividades: preparador de gallos de riña (a uno de sus gallos más guapos lo había bautizado “Facundo Quiroga”) y eximio bailarín de tangos. Para el anecdotario porteño de un siglo atrás: “Bailando fue un crack. Cuentan que don Pancho se quedaba solo haciendo tirabuzones en los salones adonde concurrían los principales ases de la danza. Un día, en uno de esos torneos famosos, Orezzoli salió al ruedo con su compañera y haciendo maravillas al compás de una milonga grabó su nombre en el piso con el taco saturado de tiza. Al terminar dicen que dijo: –No pongo también la rúbrica porque se me acabó la tiza.”

Veamos que opinaba Orezzoli respecto de los cracks de 1900. “Hubo tres caballos extraordinarios (…) y ellos fueron Larrea, Pippermint y Old Man. Este último los superó en el haras, pero hablando de “pingos en la cancha” yo me quedo con Larrea. (…) Abarcó todos los hipódromos, todas las distancias, fue un pingo de hierro durante tres temporadas, sin descansar nunca, sin los mimos de todos los caballos clásicos de entonces y de ahora, un flete que no conoció “corridas” ni “partidas”, como que la cancha para él no tenía distancia, ni dio jamás señales de desgaste. ¡Ese fue Larrea! Puesto a correr, su afán devorador de metros no le hacía asco a una cuadrera, como no le sacaba el cuerpo a 4000 metros… (…) Por más que aquel hombre (léase Livinston) conociera de las cosas del turf, nunca hubiera podido igualar la eficacia de un maestro del training. Para colmo, salvo contadas carreras de su primera campaña, siempre lo dirigió el italiano Roque Romanelli, un raro especimen de jinete que se trajo Eduardo Elnen de Chile, que corría con filete y realizaba unos movimientos tan ridículos y exagerados con los brazos que se ganó el apodo de “El Aeroplano”. (…) Larrea, en manos de un cuidador de escuela, conducido por un jockey como Mingo, por ejemplo (léase Torterolo), no hubiera perdido nunca… No realizó, como en el caso de Old Man, una campaña de caballo clásico, sino que fue llevado a todos los handicaps, a todos los clásicos, a todas las distancias. Corría en el viejo hipódromo Nacional, y a los pocos días en Palermo, en dos tiros completamente opuestos. A pesar de ello, ganó quince clásicos, dos menos que Old Man. Especialmente conviene destacar que Larrea enfrentó rivales más serios que Old Man (…) debió luchar con enemigos como Espirita, Mouchette, Moreno, Pipiolo, César Borgia, Eclair, As de Espadas, Volador, Amsterdam, Escarcha, Enero, Emilunga, Aphrodite, y luego Balboa, San Jorge, Gay Kendal, Bijou Royal, Juez de Paz, Espátula, Universal, Carlos XII, Trifle, Charming y tantos otros”.

            Quiénes eran esos dos yobacas extraordinarios que Orezzoli pone en un mismo plano con Larrea, y qué puntos calzaban los rivales que enfrentó:

Pippermint (1899) Por St Mirin (GB) y Mostaza (GB), por Pepper and Salt (GB). Primer ganador de la cuádruple corona argentina en 1902. Exportado a Sudáfrica y regresado al país como reproductor. Padre de los ganadores clásicos Gandoumit y Papanatas, abuelo materno de Gran Cosa, Payaso y Puro Habano.

Old Man (1901) Por Orbit (GB) y Moissonneuse (FR), por Dollar (FR). 19 Corridas, 18 1º, 1 2º. En 1904: ganador de la cuádruple corona argentina y clásicos Lavalle, La Madrid, Eliseo Ramírez, e Iniciación, 2º Cl. Comparación. En 1905: ganador de los GP de Honor y Pellegrini, clásicos Otoño, Hipódromo Argentino y Chacabuco. En 1906: clásicos Invierno y Gral Belgrano, GP de Honor. Líder de la estadística de padrillo en tres ocasiones y 2º en otras tres. Ganador de la de abuelos maternos en nueve oportunidades y 2º en tres. Su influencia como abuelo materno se prolongó hasta 1939, cuando finalizó 9º. Sus más destacados hijos fueron Botafogo y Espirita.

Espirita (1907) Por Old Man (ARG) y Espuma (ARG), por Wagram (FR). 10 Corridas, 9 1º, 1 2º. En 1910: ganadora de los GP Jockey Club y Nacional. Ganadora de los clásicos Capital, Olavarría y Carlos Casares.

Mouchette (1907) Por Pietermaritzburg (GB) y Rivera (ARG), por Gay Hermit (GB). 34 corridas, 13 1º, 8 2º, 6 3º. Apodada “Pulmones de Acero”. En 1910: clásicos Paraná, Colombia y Buenos Aires. En 1911: GP Carlos Pellegrini, GP de Honor, clásicos Belgrano e Invierno. En 1912: GP Carlos Pellegrini, GP de Honor, clásicos Colombia y Pueyrredón (donde luchó cabeza a cabeza los 4000 metros con su único rival, Juez de Paz, ganando por media cabeza). En 1913: GP de Honor.

César Borgia (1906) Por Neapolis (GB) y Capuchina, por Camors (GB). Ganador en 1910 del premio América y exportado al Uruguay.

Eclair (1906) Por Orange (ARG) y La Fronde (ARG), por Neapolis (GB). Ganador en 1910 del premio Apertura y en 1911 del premio Arenales.

As de Espadas (1908) Por Diamond Jubilee (GB) y Argentina (ARG), por Neapolis (GB). Ganador en 1911 del GP Nacional. Exportado a Brasil.

Aphrodite (1907) Por Jardy (FR) y Czarina (ARG), por Orbit (GB). Ganadora de 13 carreras.

San Jorge (1909) Por Old Man (ARG) y Silver Shot (GB), por Carbine (NZ). Ganador en 1912 del GP Nacional.

Bijou Royal (1908) Por Galliard (GB) y Quayside (ARG). Ganador de los clásicos Kemmis y Luro, 3º GP Nacional, 4º GP Carlos Pellegrini.

Juez de Paz (1908) Por Diamond Jubilee (GB) y Rosette (ARG), por Neapolis (GB). 2º en el clásico Gral Pueyrredón de 1912.

Carlos XII (1908) Por Simonside (GB) y Flor Morada (ARG), por Orbit (GB). Ganador del premio Gral Belgrano.

            El diario Crítica citado recuerda una hazaña increíble de Larrea: “El 29 de junio de 1911, cargando 56 kilos, Larrea llegó tercero de Amsterdam y Pipiolo, muy cerca, en 2´24” los 2300 metros. Siete días después, el 6 de julio, con 58 kilos en el lomo, venció a Dado, Eclair y Old Meadow ¡en 1´13”4/5 los 1200 metros! Pero todavía falta lo mejor: a los tres días de esa carrera, y también en el hipódromo Argentino, hizo suyo el clásico Chacabuco, venciendo en sus 3000 metros a Mouchette, Escarcha, Pipiolo, Enero y Amsterdam. ¡En diez días bajó de 2300 a 1200, y de allí subió a 3000 metros!

Retomemos la opinión de Orezzoli, a modo de conclusión: “Era un caballo noble, que dejó toda su energía en la pista, ¡donde se prueban los machos! Tal vez por eso se gastó para el haras, donde no produjo nada extraordinario, aunque dio buenos ganadores. (…) Pero, ya les digo, como máquina para correr, Larrea fue indiscutido e indiscutible… En otras manos, su horizonte hubiese sido único. Esa es la verdad. Era un humilde luchador de todos los días, aunque los que se encandilan con los afortunados opinen que pudo haber alguno mejor que él en la pista. Como en el desafío de nuestros hombres de campo, podía decirle a sus rivales: ¡Aquí y en cualquier hipódromo o distancia!”
 
 

Prestó servicios en los haras Los Cardales y La Lula. Figuró segundo en la estadística de padrillos de 1923. Sus hijos más destacados fueron El Maestro (1922, por Larrea y Divinidad, por Bridge of Canny) Ganador de los clásicos Belgrano, Otoño, América y Río Uruguay; Grue (1920, por Larrea y Gosse, por Pearl River) Ganadora de la Polla de Potrancas y del clásico Olavarría; Hermes (1922, por Larrea y Hampton Courts, por Mackintosh) Ganador de los clásicos Cnel Martínez, Gral Arenales, Boucau y Clausura; Tangage (1917, por Larrea y Demencia, por Polar Star) Ganador de los clásicos Chevalier, Cnel Pringles, Cané y Otoño. Larrea fue abuelo materno de Courtier y Rolando (GP Jockey Club y clásicos Luro y Kemmis).

            Un guapo con todas las letras este Larrea. Mereció dos obras del repertorio tanguero: “El crack Larrea”, tango de Genaro Expósito, compuesto aproximadamente en 1911 y “Larrea”, obra de J. M. Cresta, año 1912.

By De Turfe Um Pouco

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