Juan Pedro Artigas en el
recuerdo
JP Inició y culminó su brillante carrera profesional
ganando. Sin embargo, el 9 de julio de 1959, pocos metros después de cruzar
triunfalmente el disco en el hipódromo de San Isidro, Juan Pedro Artigas -foto 2- encontró trágica muerte. El infausto y fatal desenlace que conmovió a la grey
turfística, fue en la fecha patria de la República Argentina que año a año
celebra la Declaración de Independencia de las Provincias Unidas por el
Congreso de Tucumán en 1816. Así terminaba su rutilante trayectoria, en un
vuelo sin regreso, cuyo destino en inclemente contradicción inmortalizaría un
santo: el apóstol San Matías. El gran jockey argentino había nacido el 3 de
noviembre de 1913 en Rosario, provincia de Santa Fe.
Juan Pedro Artigas fue protagonista de grandes
triunfos y recordadas hazañas en Argentina, Uruguay y Brasil. Ganó 1.553
carreras en Argentina, incluidos 176 clásicos en Palermo y San Isidro, sin
contabilizar los más importantes obtenidos en los escenarios patrocinados en su
país. Su sobresaliente actuación jerarquizada por un porcentaje excepcional de
efectividad, lo convirtió en uno de los mayores ídolos del turf argentino
durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta. Caballerizas de enorme
prestigio y entrenadores de primera línea le confiaron sus caballos. La
“cátedra” lo distinguió con los apelativos “Pelusa”, “Jotapé”, “Artiguitas”,
“Fusta de oro”, exteriorizándole su simpatía y admiración.
En su debut, según afirman notas periodísticas, ganó
con Papucho en el hipódromo de Las Flores. Cuentan que luego de la carrera hizo
el gesto de pasar los dedos sobre la solapa al tiempo que, sonriente, dijo:
“sáquenle pelusa”. A partir de entonces, le quedó el apodo “Pelusa”. Su estreno
en el hipódromo Independencia de Rosario con Noesgringo, también fue con victoria.
En agosto de 1936 le fue otorgada la licencia profesional para actuar en
Palermo y San Isidro -foto 3-. Su primer podio lo alcanzó con Gorordo en San Isidro el
11 de abril del año siguiente en tiempo récord con un sport de cuatro cifras: $
21.90 a ganador.
En Argentina arrasó con el calendario clásico, siendo
frecuente ganador en las carreras de grupo más enjundiosas. Ganó dos veces el
Gran Premio “Carlos Pellegrini”, el
clásico de mayor relevancia y trascendencia en la República Argentina y por
extensión de América Latina: con
Doubtless en 1947 y con Tatán en 1956. Con el
noble hijo de The Yuvaraj y Walkirie, al cuidado de Pedro González, se tomó
revancha del excelente Mangangá que le había arrebatado la “Cuádruple Corona”
el año anterior.
Con ambos ejemplares, el renegrido zaino de la
caballeriza brasileña Buarque de Macedo -foto 4- en 1947 y el alazán del stud “Los
Cerros” en 1955, también ganó el “Gran Premio “Nacional”.
Con Tatán se adjudicó
la Triple Corona al vencer en la “Polla de Potrillos”, en el “Jockey Club” y en
el “Nacional”. Las crónicas recogen que instantes previos a la disputa del
“Derby”, Tatán había sido alcanzado en el anca con una baldosa de las que
habían sido arrojadas por un grupo de manifestantes en un convulsionado año
político. Por dos veces “Artiguitas” hizo suya la “Polla de Potrancas”, con
Melody en 1950 y con Elite en 1954, ambas del “Chapadmalal”, en tanto con Carapálida -foto 6- del “Malal Hué” ganó la “Polla de Potrillos” y el Gran Premio
“Jockey Club” en 1957 todos, como antes Doubtless, con el sello de Juan
Lapistoy, uno de los más afamados cuidadores de la historia.
De esa forma,
sumado a los triunfos de Filón en 1943, Tatán en 1955 y Pipote en 1956,
totalizó cuatro impactos en el Gran Premio “Jockey Club”. En tres ocasiones,
“Jotapé” se impuso en el “Gran Premio de Honor”, llamado popularmente “Copa de
Oro”, que por entonces se corría sobre 3500 metros. Inició la serie en 1944 con
Platería en puesta con Blackie, relegando al tercer lugar nada menos que al
crack Filón. Siguió en 1956 con el consagrado Tatán y culminó en 1958 con
Anisado al cuidado del inolvidable Julio F. Penna.
En el exterior, sus proezas más relevantes lo asocian
al crack Tatán -foto 1-, su pingo preferido. En el añejo escenario de Maroñas, venció en
el Gran Premio “José Pedro Ramírez” de 1957, la carrera más importante y de
mayor tradición en Uruguay, clásico que en 1949 Artigas se había adjudicado con
Murano, presentado por el internacional Juan R. de la Cruz. Precisamente con
Tatán hizo suyo el “Gran Premio Municipal” en Maroñas -fotos 7 y 8-, por entonces considerado
como la tradicional revancha del “Ramírez”, en las temporadas 1956 y 1957.
En
la grama de “La Gavea”, Río de Janeiro, Tatán ya le había dado otra gran
alegría al vencer en el “Gran Premio Brasil” de 1956 -foto 5-.
Fue el jockey de los destacados Ensueño del stud
“Upper Cut” y de Endeavour de la escuadra “Jorge de Atucha”, ambos hijos de
British Empire con actuación en los Estados Unidos. Endeavour, ganador de once
carreras en Argentina, seis de corte clásico, cerró su campaña de pistas en el
país del norte donde revalidó prestigio como padrillo en ese exigente medio. En
Brasil, JP Artigas logró doce victorias con los colores verde y negro del Stud
y Haras “Seabra”, propiedad de Roberto y Nelson Seabra.
En una opinión muy personal, he sostenido que en mis
primeros años de turf, dos jockeys me deslumbraron por su pericia, arte y
estilo académicos. Irineo Leguisamo y Juan Pedro Artigas. En esta semblanza de
homenaje a “Jotapé” Artigas, finalmente quiero referirme a una de sus victorias
internacionales obtenidas en Uruguay. Lo recuerdo conduciendo a Tatán en cuatro
ocasiones –tres triunfos y un segundo puesto– y a Musulmano en su última
intervención en el “Municipal” del 7 de marzo de 1959, donde llegó en cuarto
lugar, detrás del argentino Chapbad del “Tobetma” y los uruguayos Mi Tocayo,
vencedor del “Ramírez” de ese año y Pantagruel, a unos tres cuerpos del
vencedor.
Su triunfo en Maroñas en ocasión del “Municipal” de
1957 con Tatán –tal vez el mejor purasangre que tuve ocasión de ver después del
inconmensurable Yatasto–, permanecerá imborrable en mi memoria. En los últimos
cien metros Tatán, junto a la empalizada, corría con luz sobre el excepcional
Mangangá en el que se apilaba el “Yacaré” Elías Antúnez. A medio cuerpo del hijo de Gulf Stream,
encajonado en los palos tras las grupas del puntero, corría el uruguayo
Lenguaraz que entrenaba Luis Donamarí y defendía al stud “Santa Bárbara” de su
propiedad. Mangangá, sentido en una de sus manos, disminuyó su accionar.
Entonces, tras rectificar la línea y buscar afuera, como una tromba salió
disparado Lenguaraz impulsado con alma y vida por su piloto Heber Castro. Allí
pude observar de cerca –yo estaba en ese lugar junto a la empalizada exterior
de la tribuna oficial–, el oficio de Artigas. Es más, sin dejar de exigir a
Tatán, me dejó la impresión de que calculaba las posibilidades del avance de
Lenguaraz con la distancia que faltaba para llegar al disco. Con rigor y suma
destreza acompañó e impulsó la acción de su conducido en cada brazada, hasta la
meta. En la sentencia, Tatán -foto 9- contuvo por una cabeza a Lenguaraz. Luego, surgió
la polémica. Varios minutos transcurrieron hasta la confirmación del fallo por
parte del comisariato. Hubo quienes sostenían que Artigas y Antúnez habían
hecho “un cajón” a Lenguaraz trabando su arremetida y perjudicándolo en la
definición…
Terminada la carrera y después del ingreso al pesaje,
con mi hermano Gustavo, fuimos a observar a los grandes protagonistas de ese
inolvidable “Municipal” que, con clase y coraje, buscaron la victoria. Tatán,
Lenguaraz y Mangangá. Nos llamaron la atención Tatán y Mangangá que apenas
podían desplazarse. Ambos habían experimentado graves lesiones en sus manos.
Fue el final de dos trayectorias sobresalientes. Cuando volvíamos hacia la
tribuna oficial, saludamos y felicitamos a Luis Donamarí, el eficiente cuidador
del noble Lenguaraz que había luchado dignamente por la gloria...
Juan Pedro Artigas se ganó el reconocimiento de
profesionales del turf, de colegas, de periodistas y de los aficionados. Ganó
siete estadísticas. En 1946 consiguió 100 triunfos y en 1947 obtuvo 69
victorias. En 1949, ganó 106 carreras con un porcentaje de eficacia
excepcional: el 32.32%. Completó los triunfos en su rubro, al imponerse por
cuatro años consecutivos en la estadística, desde 1953 a 1956 inclusive. En las
temporadas de 1948, 1950 y 1952, se clasificó segundo y en 1951 finalizó en
tercer lugar.
Foto 10 - Con San Matías. Luego del triunfo, la tragedia.
Su épica con la “chaquetilla” ha quedado inmortalizada
en las crónicas y versos de la época y en partituras que le fueron dedicadas en
el auge de su carrera y luego de su fatídico accidente sobre el césped
sanisidrense. En oportunidad de recibir la “Fusta de Oro” como ganador de la
estadística de 1946, se estrenó el tango ¡Artiguitas! con letra del “Profesor” Alfonso Luis Salvatti y
música de Pedro Maffia, uno de los grandes bandoneonistas y cultores del tango.
En el turf, fueron muy pocos los profesionales que tuvieron la distinción de
ser reconocidos por sus iniciales. Decir JP alcanza para recordarlo… Un fuera
de serie.
Miguel Aguirre Bayley
Nota
publicada originalmente en “Campana de Largada”
LEYENDAS
FOTO 1:
JP y Tatán en Maroñas en el ensayo previo al “Gran
Premio Municipal” de 1957. Dos cracks de clase superlativa para una postal
turfística de colección.
FOTO 2:
Juan Pedro Artigas.
FOTO 3:
JP, muy joven, en las pistas de vareo de San Isidro.
FOTO 4:
Tapa de Mundo Deportivo. Paseo preliminar en Palermo.
JP luce los colores oro y azul de la caballeriza brasileña “Buarque de Macedo”.
FOTO 5:
JP, sonriente, después de vencer con Tatán en el “Gran
Premio Brasil” en La Gavea, 1956.
FOTO 6:
JP con Carapálida luego de uno de sus triunfos con el excelente
pingo del “Malal Hué”.
FOTO 7:
Por una cabeza, como inmortalizó Gardel.
FOTO 8:
Tatán y JP ingresan al pesaje luego de su magnífico
triunfo en el “Municipal” maroñense.
FOTO 9:
Tatán llevado de la brida por su cuidador Pedro
González. Fue la despedida triunfal de las pistas del armonioso alazán tostado
procedente del haras “Los Prados”.
FOTO 10.
Con San Matías. Luego del triunfo, la tragedia.
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